Macetohuerto: el origen

Cuando me mudé a vivir con papá zombi a estas latitudes, empecé a disfrutar del privilegio de tener terraza en casa. Al principio, la única planta que sobrevivía allí era un ficus reseco y medio muerto que formaba parte del mobiliario de alquiler. Lo cuidé con esmero hasta que volvió a estar lozano y hermoso… mucho me pesó después no llevármelo cuando nos cambiamos de casa, a saber qué habrá sido de él…

El segundo año, cuando me quedé embarazada de L, me lancé a cultivar mis propias plantas. Comestibles, por supuesto… ya que le dedico tiempo a esto, que me dé frutos, nunca mejor dicho. Planté tomates cherry y pimientos morrones de semillas que saqué directamente de los que compraba para comer; un poco de cualquier manera, guiándome más o menos por foros de Internet, puse mi semillero y a esperar. Los tomates crecieron tan rápido que nos dio pena deshacernos de los menos fuertes, y acabamos con ocho plantones (seis de ellos compartiendo maceta por parejas). Los pimientos también se dieron bastante bien y conservamos siete hacinados en una maceta y una jardinera.

Aguantaron una mudanza, un mes de ausencia vacacional, hongos y plagas de bichos, y la peor plaga: yo y mis cuidados de novata (riegos poco ordenados y podas del tipo «voy a cortar por aquí, a ver qué pasa»). Comimos tomates hasta hartarnos, y estaban deliciosos. Los pimientos no dieron tanto fruto: estaban demasiado apelotonados.

Macetohuerto 2012

El macetohuerto 2012, cuántas satisfacciones nos dio…

Mi fiebre horticultora se desató y probé con otras cosas, sobre todo plantas aromáticas: tuvimos albahaca, perejil (nunca conseguí que creciera más de 5 centímetros antes de secarse), menta… Intenté varias veces plantar orégano, pero brotaba y luego moría. También conseguí germinar un hueso de aguacate que llegó a levantar al menos un palmo, pero ése sí que no sobrevivió a las vacaciones.

El año pasado fue un desastre: el primer semillero se fue al garete durante una helada tardía; volví a plantar, ya bastante entrado el año, y conseguí seis tomateras que crecieron a monte (porque L ocupaba todo mi pensamiento y mi tiempo, así que a los pobres los tuve bastante abandonados). Empezaron a dar fruto justo antes de que nos marcháramos de vacaciones… y cuando volvimos, ya estaban «más secos que el culo de un camello», como diría papá zombi.

Y este año no hacía más que pensar: Tengo semillas guardadas, debería plantar algo… a L seguro que le encantará cuidar el macetohuerto conmigo. Pero no encontraba el momento de poner el semillero, porque una cosa es enseñarle a L cómo crecen las plantitas y cómo se les echa agua y otra andar con las semillas, la tierra… en mi imaginación ya la veía con una maceta de sombrero y lanzando puñados de tierra a diestro y siniestro. No, no, todavía es demasiado pronto. Y buscando el momento, lo he ido dejando pasar…

El desencadenante final fue una pobre planta de menta que nos trajimos a casa hace un par de semanas, cuando fuimos a hacer la compra al hipermercado. La vi allí y me apeteció mucho comprarla. Papá zombi, muy observador, me hizo notar que las raíces se le salían por debajo del tiesto. ¡Tengo que llevármela, voy a salvarle la vida! Necesita urgentemente un transplante… de corazón no, de maceta.

Papá zombi se mondaba de la risa, y con razón, porque me conoce y conoce cuánto perduran las iniciativas y las buenas intenciones en mi cerebro adormecido de mamá zombi: la pobre planta de menta ha estado todo este tiempo en el lavadero, dentro de su mini-maceta, esperando su transplante como agua de mayo… y también eso: agua, de mayo, de noviembre o del grifo; a la pobre le habría sabido igual de bien. Hoy la vi de casualidad cuando fui a poner la lavadora, y todavía no entiendo cómo sigue verde por algunas partes.

La pobre planta de menta

¡Aguanta, preciosa!

Así que por fin lo he hecho: tratar de salvar la vida a la menta (que ahora sí está moribunda de verdad) y poner el semillero de tomate y pimiento… un poquito tarde ya (ambas cosas). Estamos casi en marzo y aquí hace un tiempo bastante primaveral desde hace algunas semanas. Pero si el año pasado salieron, seguro que éste también.

Semilleros

Semilleros 2014 retratados al más puro estilo de Rodchenko

Las semillas de pimiento las saqué directamente de un morrón que tenía empezado en la nevera… ¡y parece que ya estaban germinando solas! 

Semillas de pimiento

Esto promete.