Mamá zombi mutante: superpoderes del embarazo

Cuando me quedé embarazada de L lo supe casi al instante, porque un par de días después de que se produjera el mágico encuentro de los gametos amanecí con las tetas como pedrolos. Muy sospechoso… Esta vez, como están a pleno rendimiento, no me avisaron ellas, pero sí noté alguna que otra cosilla con anterioridad a la consabida primera falta. Los superpoderes de embarazada se estaban manifestando de forma bastante similar a la primera vez… salvo que la primera vez no tenía la problemática que tengo ahora, esto es: no poder hacer lo que me salga del higo en cada momento porque ya tengo una pequeñaja a la que atender.

Así que, casi de la noche a la mañana, me he convertido en una mamá zombi mutante, rollo X-men, con las siguientes y utilísimas habilidades:

  • Cansancio infinito: Lo único que quiero es dormir. Esto ya era así antes, es cierto, pero ahora no es sólo un deseo, es que ME DUERMO. La mayor parte del tiempo no puedo permitírmelo porque estoy sola con L y como cierre los ojos un momento me organiza una seguro. Así que me paso el día intentando racionar el descanso que me pide el cuerpo. Luego llega la noche y me desvelo… son estas cosas injustas de la vida.
  • Tripas locas: De repente, nada funciona igual que antes. Primero, cada dos por tres tengo que ir a desbeber. Esto incluye la noche, y como se me junten las ganas con un despertar de L es dramático para mí: esperar a que se duerma se me hace eterno (si la dejo despierta mientras voy al baño se cabrea y luego es peor), estoy ahí dando saltitos, y cuando por fin consigo acostarla y volver a la cama con las necesidades hechas, soy yo la que no puede dormirse… Luego está el tema de los calambres y pinchazos en el abdomen (que al principio acojonan un montón…), el estreñimiento, las digestiones pesadas, gases como para rellenar un castillo hinchable, ardor de estómago y algún episodio de náuseas y vómitos que no sufrí la primera vez (tal vez porque estaba más descansada…). Este superpoder no mola nada.
  • Olfato prodigioso: Subiendo las escaleras de casa adivino lo que van a comer los vecinos. Los perfumes, que ya no me gustaban mucho antes, me resultan tan intensos que me marean. Puedo oler los pastelitos de L sin abrir el cubo de la basura. Este superpoder tampoco mola mucho… Aunque trae un efecto secundario bastante chulo: según papá zombi, mis habilidades culinarias se ven sumamente mejoradas; supongo que algo tendrá que ver el olfato perruno.
  • Fame neghra: Que me comería un caballo, vamos. Termino de comer y ya estoy pensando en lo que voy a merendar. Y tengo, igual que en mi primer embarazo, la imperiosa necesidad de engullir jamón y queso a todas horas. Cuando voy a la panadería siempre acaba cayendo un croissant relleno que me como de tres bocados, como si acabase de llegar de un naufragio. ¿Será esto lo que llaman un antojo? No sé, pero ni se me ocurriría mandar a papá zombi a por un sandwich a las tres de la mañana… por mucho que se me antoje.
  • Superpelos: Cuando me quedé embarazada de L, me sorprendió muchísimo que de repente mi pelo pareció congelarse en el tiempo: no se me caía ni uno, ni me crecían (¡qué maravilla!)… incluso parecía que aguantaba más tiempo limpio… Ahora, fue dar a luz y no quedarme calva de milagro, y así he estado hasta hace dos meses, perdiendo pelo a puñados y con la cabeza coronada con una aureola de pelillos nuevos que no se colocan con el resto de la melena ni aunque los amenaces. Esta segunda vez, como las hormonas del embarazo están pugnando permanentemente con las de la lactancia por hacerse con el control de mi cuerpo, todavía se me cae el pelo, pero infinitamente menos.
  • Se me va la olla: Pierdo la cartera/móvil/llaves unas 100 veces al día, y lo peor es que me estreso muchísimo. Papá zombi, que sabe perfectamente que mi especialidad no es poner las cosas en su sitio, es bastante paciente con mis agobios. También me quedo pescando de vez en cuando, olvido qué es lo que iba a hacer o me salta el salvapantallas en el medio de una conversación (que me desconecto, vamos)… Y, por si fuera poco, estoy mucho más irascible y mi humor es como una montaña rusa. A papá zombi hasta le hace gracia, dice que también me pasó en el embarazo de L. Yo no me acuerdo, la verdad, pero me lo creo. Son las hormonas, señor juez.

Estos, de momento. Pero nos acercamos al tercer mes y ya empiezo a notar otros síntomas que son viejos conocidos, como uñas débiles, sangrado de encías o proliferación de miniverrugas por el pecho y el cuello. Todo muy agradable, vamos.

Esto, sin barriga. Luego vendrán los tobillos hinchados, la incomodidad al dormir, el síndrome del nido… No quiero ni acordarme.

L en la barrigola

Parece que es todo horrible, pero en realidad no es así. Espero de verdad tener un embarazo tan bueno como el primero (aunque esté más cansada). Estaba tan ilusionada que las molestias me parecían nimiedades, lo disfruté mucho, fue muy emocionante y conecté a tope con L desde que supe de su existencia hasta que la tuve entre mis brazos, y así sigue siendo. Este nuevo bebé lo espero con la misma ilusión, pero con otro esquema de prioridades (por razones obvias), y una experiencia previa nada desdeñable. A veces se me hace raro no estar pensando las 24 horas en la personita que se está gestando en mi interior, como me ocurría con L.

Pero es que no tengo tiempo

13 comentarios en “Mamá zombi mutante: superpoderes del embarazo

  1. Jajaja, algunas cosas las estoy viviendo en primera persona, creo que me has dado una idea para otro post, porque en algunos aspectos son una maldita embarazada unicornio y en otras me pasa todo lo contrario que al resto de la humanidad. Por ejemplo, el superolfato no lo desarroyé hasta el final del segundo mes y ya pensaba que la hipersensibilidad en los olores era otro mito.

    Otras cosas las cumplo al dedillo y desconectarme en mitad de una conversación también me pasa mucho. Vaya, ahora entiendo lo de Mamá Zombi :D

    • Jeje, sí, es increíble cómo reacciona el cuerpo. A mí entre el cansancio, el modo salvapantallas y mi naturaleza intrínseca de zombi, sólo me falta la babilla colgando para parecer lerda de verdad xD

      ¡Gracias por pasarte y comentar!

  2. Jejejeje…. por lo mismo ando pasaando yo… aunque añado el ir a trabajar… que se me hace tan tan cuesta arriba …. que deberia estar prohibido ir a trabajar mientras se esta embarazada.

  3. Jajaja. Lo del olfato es terrible. Yo hice cambiar de colonia a mi marido. No soportaba la de siempre (que me encantaba). Ánimo que ya queda poquito para terminar el peor trimestre! Muchos besos!

  4. Tenía preparado desde hace un artículo con los últimas de embarazo (de cuando lo estuve)… Y, jaja, ya no lo publico, que es clavao! Lo de los despistes me mataba… Eso y tropezar con todo.
    Besos mil!

  5. Qué de recuerdos me traen lo que cuentas! Y qué maravilla volver a experimentar todas esas cosas, las hay un poco reguleras pero en general son increíbles!!
    Te seguiremos de cerca ;-)

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